Mucho se está hablando en este
comienzo de año de la existencia de un punto de inflexión en la Bolsa. El
discurso mayoritario hasta el momento es el alcista pues los mensajes que se
están haciendo llegar abundan en la necesidad de elevar el peso en activos de
riesgo pues, como se suele decir erróneamente en muchos casos, lo peor ha
pasado.
Personalmente creo que cuando la
renta variable sube hay que dar por buena la tendencia lo cual no significa
necesariamente que tenga que estar justificada. Lo observado en el mes de enero
es un buen ejemplo. Decir que a estas alturas del año que nuestro selectivo iba
a subir algo más de un 5%, sobrepasa las expectativas más optimistas de los que
apostaban por un año ganador para la renta variable. Más sorprendente es
todavía esa subida si tenemos en cuenta que el rally no se inicia el uno de
enero sino a finales de julio de 2012, acumulando hasta la fecha una
revalorización superior al 40%. Llegar a estos coletazos de la tendencia
pretendiendo que el rally se mantenga sine
die supone incurrir en un riesgo innecesario si antes no se han ponderado
bien los riesgos.
¿De qué riesgos estamos hablando?
En primer lugar, el crecimiento global se ha visto revisado en no menos de tres
veces desde el inicio del rally pasando de un crecimiento en la parte alta del
3% a estar ya por debajo. La gran amenaza viene de la inestabilidad y
fragilidad que hoy en día suponen las tres regiones más desarrolladas -EE.UU,
Europa y Japón- que concentran dos terceras partes del PIB mundial. Sin ir más
lejos, el mensaje dado esta misma semana por el BoJ es el de sumarse a las
políticas de otros bancos centrales generando fuertes estímulos monetarios con
los que inyectar dinamismo en su debilitado crecimiento económico. La segunda
legislatura de Obama se presenta cargada de fuertes incertidumbres y de entrada
afronta un inicio de año repleto de tensión pues el acuerdo entre demócratas y
republicanos tan sólo adquirió un carácter temporal en diciembre quedando
relegada la verdadera negociación sobre el presupuesto y la deuda a este primer
trimestre. Y qué decir de Europa, donde las cosas están como están.
En el caso particular de España,
la coyuntura es evidente que no va a ayudar pues las previsiones se presentan
muy sombrías con un cuadro en el que las palabras recesión (o depresión), paro
y deuda, suponen un rechazo para cualquier estratega de inversión. Sin embargo,
y a pesar de la lectura negativa que aporta la macro, la renta variable se ha
mostrado fuertemente alcista. ¿Cuáles son los motivos? El principal, y casi
único, es que la deuda soberana ha vivido un tirón inesperado desde la famosa
declaración de Draghi, que posibilitó adormecer los mercados sin hacer… nada,
simplemente manifestar su apoyo. Eso que generalmente es un matiz, fue la espoleta
que permitió a la deuda periférica vivir un brutal rally suficiente para
generar confianza hacia otros activos como la renta variable.
Mucho se habla de las subastas de
comienzos de año del Tesoro y de la apertura del mercado primario de deuda
corporativa. Es cierto que se ha visto una importante afluencia de inversores
pero al igual que se observó el año pasado para dejar paso a una escalada de
tensión nunca prevista. Por supuesto que la situación difiere pero en un
ejercicio simplista, la principal diferencia está en la confianza. En eso y que
se ha producido un encuentro natural, y ya veremos si temporal, entre agentes
necesitados de fondos y excedentarios, que han aprovechado una tímida apertura
del mercado para cruzar operaciones.
Llegados a este punto, lo fácil
es analizar las causas y lo valiente dar una visión que ayude a vislumbrar si
hay o no continuidad para este rally. Mi opinión es que cuando los mensajes son
demasiado coincidentes y los alcistas buscan hacer caja sobre activos
devaluados, lo que se impone es la prudencia. Personalmente creo que a medio
plazo las bolsas ofrecen oportunidades y peligros casi a partes iguales, lo
cual no es suficiente para afirmar que la Bolsa va a seguir subiendo. ¿Acaso la
banca está en condiciones de afirmar que su beneficio está normalizado? ¿Ha
desaparecido de las eléctricas el riesgo regulatorio? ¿Son las telecos un
sector de crecimiento por el que haya que apostar? Si las respuestas son
negativas conviene darse cuenta de que hablamos de tres cuartas partes del
Ibex, y si no se es positivo en estas compañías, difícilmente se puede hablar
de mercado alcista en el corto plazo.
Artículo publicado en El Economista el 26 de enero de 2013
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