lunes, 18 de noviembre de 2013

El BCE se equivocó bajando tipos

Hoy Expansión publica una muy interesante reflexión de Hans-Werner Sinn, presidente del instituto IFO alemán, en el que se muestra contrario a la rebaja de tipos llevada a cabo recientemente por el BCE. Básicamente, Sinn establece que no se puede determinar un riesgo de deflación en Europa atendiendo a la evolución del índice IPC por regiones, es decir, argumentar esa posibilidad por el comportamiento de los precios de algunos países en base a las caídas recogidas en octubre en Grecia, Chipre e Irlanda, cuando el resto de países, aun por debajo del objetivo máximo de inflación del 2%, están lejos de ese nivel, Alemania entre ellos. Se puede entender que hay un riesgo si consideramos que a esos tres países, poco representativos en términos relativos y absolutos, se les podría sumar de manera inminente Portugal y España, cuyos índices están estancados y dan señales de caída. Italia sería la otra gran amenaza.

Bajo esa condición sí tiene sentido hablar de riesgo de deflación por lo que el BCE, bajo su tesis de política monetaria, estaría de alguna manera anticipándose a ese riesgo recortando el tipo oficial. ¿Qué es lo que busca con ello? Fundamentalmente evitar que los consumidores sigan posponiendo sus decisiones de consumo trasladando al futuro su expectativa de gasto. Con niveles de inversión bajo mínimos, el gasto público muy acotado y siendo demasiado dependiente de la contribución externa de la actividad industrial, eso pondría en evidente riesgo la frágil recuperación de la zona euro. Es decir, se ven riesgos de que el motor del crecimiento, el consumo, acabe definitivamente gripado.

Lo que subyace detrás de esa idea de inflación no es otra cosa que la devaluación que estos países deben seguir sufriendo para, en palabras de Sinn, “corregir las distorsiones provocadas antes de la crisis por la burbuja crediticia inflacionista”. Totalmente de acuerdo. Rebajar tipos es una señal de miedo dentro de una política errática que pretende ahora promover un crédito que no está ni se le espera por mucha rebaja artificial del precio del dinero que se introduzca. Qué curioso resulta que precisamente no supiese atajar en su momento de mayor desarrollo la burbuja de exceso de liquidez y ahora pretenda hinchar una nueva cuando el proceso de desapalancamiento posiblemente no esté ni el ecuador.

Hasta qué no se entienda que la salida se debe plantear a una década vista con dos únicos objetivos: desapalancamiento en las deudas y en la carga de lo público sobre la economía, sobre todo la que es a costa de los contrubuyente

Esto demuestra el callejón sin salida en el que se encuentra ahora mismo el BCE. Con una división evidente en su seno, comandada por alemanes, austríacos y holandeses, busca reactivar políticas de gasto a través de una inflación artificial que se trasvase del norte al sur, canalizando los ahorros de por ejemplo los alemanes hacia, por ejemplo, los activos españoles, lo cual por cierto explica muy bien el recorte de la prima de riesgo más reciente y que no se debe a una mejora sustancial de la economía como ahora todos los dirigentes bancarios sin excepción se esfuerzan por pregonar. Algún interés espurio tendrán en ello, como siempre.

sábado, 26 de octubre de 2013

EL CRÉDITO, NI ESTÁ NI SE LE ESPERA


Estos últimos días los bancos españoles han comenzado la publicación de sus resultados trimestrales y algunos datos son esclarecedores sobre la situación del crédito en nuestro país. Después de ajustes por el efecto de un mayor perímetro de consolidación, los bancos siguen reduciendo el volumen de créditos. No son ya las últimas cifras, coincidentes con una sorprendente oleada de optimismo que tuvo su culmen con el desembarco inversor del multimillonario Bill Gates, sino que desde el inicio de la recesión, el crédito bancario viene experimentando una contracción acorde con la crisis por la que atraviesa el sector financiero.

La visión llamémosla más simplista de la situación, señala a la banca como la responsable de esa sequía. Siendo literales se entendería que esa afirmación es cierta, pues es la banca comercial, además de los bancos centrales, la única que tiene capacidad para crear dinero en forma de créditos. Entendido ese monopolio, existen corrientes críticas con los mismos bancos por el hecho de crear un circuito de conveniencia con el Banco Central Europeo, quien provee de liquidez a la banca con un fin teórico de canalización hacia al tejido industrial y de consumo que finalmente no se produce por eso que en economía se llama “efecto crodwing out”, es decir, por un desplazamiento de la inversión privada por la deuda pública, que es la que atrae esa liquidez creada por el organismo financiero central y canalizada a través de los bancos.

Siendo cierta la afirmación de que la inversión se está viendo retraída por un uso del crédito diferente del que se le presupone, también es cierto que gran parte de la opinión pública está haciendo un uso maniqueista de los bancos. A su culpabilidad manifiesta en muchas de las causas del derrumbe económico español hay que sumarle el hecho de que las inyecciones de liquidez del BCE, los bancos españoles tienen un saldo deudor con el BCE equivalente al 25% de nuestro PIB, no están llegando a la economía real.

Volviendo a los datos más recientes, contrasta ver como algunas entidades publicitan en sus oficinas miles de millones en créditos avalados y sin embargo el dato real muestra un decrecimiento superior al doble dígito. Volviendo a los datos más recientes, una entidad nacional de primer nivel anunciaba a través de su consejero delegado que no se esperaba una mejoría del crédito hasta bien entrado 2014.

¿Por qué el crédito sigue acumulando trimestres de caída? Porque el sistema financiero español se encuentra en una profunda reestructuración que, entre otros muchos factores de importancia, supone reequilibrar sus balances. ¿Y eso qué supone? Un profundo saneamiento y un progresivo desapalancamiento. Pero para sanear algo que está dañado lo que no se puede es conjugar la palabra crecimiento. Me explico. Es de sobra conocido que el crédito en España está viciado desde hace una década en algo más de un tercio, lo que supone que uno de cada tres préstamos concedidos o no ha tenido cobro, es decir ha experimentado un default, o está en serias dudas de pago, de ahí que la mora aumente sin parar.

Es lógico y comprensible por tanto pensar que los bancos, muchos soportados con dinero público, no pueden sanear sus balances si por otro lado están incorporando nuevos préstamos a compañías que, con independencia de su situación financiera actual, forman parte de un entramado en gran medida insolvente.
Pedir que el crédito vuelva es llamada agónica de empresas que lo emiten porque necesitan desesperadamente inyecciones de liquidez para su supervivencia. Sin embargo, los bancos se encuentran en una situación similar, no todos o al menos en proporciones diferentes. Por eso los bancos se justifican exponiendo una muy limitada oferta de crédito pero a precios inalcanzables, porque se entiende que la demanda es insolvente o que su capacidad de pago es muy baja.

El principal problema de la economía española, además de su deficitaria estructura y del sostenimiento de un absurdo, por costoso y desfasado, gasto social, es que muere por un exceso de crédito, y ese es precisamente el error que hay que subsanar. No se puede sanar a un enfermo crónico aplicándole el mismo mal que le aqueja. Eso sería como aplicarle una eutanasia pasiva.Por ese motivo, el escenario que se presenta en torno al crédito seguirá siendo desalentador. La financiación solvente es muy escasa porque los que acreditan esa condición son igualmente pocos. Para la gran mayoría, la que demanda crédito para pagar deudas, los brotes verdes lamentablemente no solo aparecen sino que no hay siembra y por tanto no se esperan. 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Cartera modeló agosto 2013


Antes de nada quiero pedir disculpas por haber tenido un poco desatendida la cartera. Han sido varios los mensajes que me han llegado a mi cuenta de twitter (@aroldan_bolsa), "reclamando" la evolución de la cartera y aquí estoy, con retraso pero el verano es lo que tiene.

Entrando en materia tengo que decir que agosto no ha respondido a las expectativas y la evolución mensual comparada con el índice ha resultado negativa en 1,3pp. Eso ha provocado que la diferencia anual caiga y que el rendimiento acumulado lo haga también, pasando a ser de un +9,2% en el año y +6pp respectivamente

¿Qué ha ocurrido en agosto? Lo conocido por todos, el tapering de la FED, al menos, las apuestas sobre su implementación, más el incremento de tensión en torno a Siria, provocaron un sell-off en la renta variable que sin ser espectacular, provocó caídas en las bolsas europeas. La salida del dinero en bonos no fue automáticamente dirigida al equity, al menos al europeo, pues es bien sabido el incremento en los fondos de renta variable americana. 

En cuanto a los valores que integran la cartera, todos cerraron en negativo sin excepción. Mapfre y Enagas tuvieron las caídas más abultadas posiblemente por recogida de beneficios en el primero y en el segundo por las dudas que ha dejado el cambio regulatorio de nuestro sistema energético. Yo no estoy preocupado y creo que caídas en Mapfre deben ser oportunidades de entrada. En Enagas sí que estoy algo más inquieto y aunque creo que es una excelente compañía, viendo el entorno de riesgo y la complicada interpretación del déficit, para mi insalvable con estos planteamientos, me parece más atractivo dejar paso a otro valor donde he cambiado el sesgo radicalmente. Se trata de Bankia.

Como ya adelanté en un artículo de excelente acogida en El Confidencial (ver en mi blog el post del 1 de agosto), he cambiado mi visión sobre la banca española, especialmente la mediana. Creo que la recapitalización del sector es un hecho en muchas compañías, caso de Bankia, y los riesgos que comparte el sector están mucho más acotados en un banco nacionalizado por motivos obvios. Analizando las oportunidades, veo un colchón de liquidez grande, muy grande y creíble, además de un proceso de desapalancamiento continuado, de cambio de modelo de negocio, de estructura y de optimización de costes. El margen que tiene Bankia para mejorar su ratio de eficiencia es espectacular y eso es un colchón en su margen ordinario que otros bancos no tienen. Teniendo en cuenta como decía que el riesgo se limita al componente cíclico, si hay una vuelta de tuerca con las provisiones, creo que Bankia está mejor posicionada que el resto de entidades. He leído mucho las opiniones sobre el valor y todas parecen seguir ancladas en la entidad que era en 2012, sin apreciar potencialidades. Los activos siguen sin ser los mejores pero el proceso de limpia interno estoy detectando que es titánico. Con todas las reservas posibles, creo que por motivos obvios decir que un banco nacionalizado no hará estupideces es sensato y eso es precisamente una oportunidad. No me preocupa tanto si está o no en los ratios del sector, creo que ahora mismo la foto sigue distorsionada y no tiene sentido comparar. Lo que sí me parece atractivo es que su relación valor de mercado valor neto tangible puede ser fácilmente de 0,5x, y eso sí que es un punto de entrada teniendo en cuenta la recapitalización efectuada y que no hay riesgo de una nueva ampliación de capital.

Por ese motivo, de cara a septiembre propongo retirar Enagas de la cartera y dar entrada a Bankia, buscando además dar beta a la cartera y buscar un apalancamiento en la rentabilidad de la cartera. 

Aquí dejo como siempre un cuadro resumen con la evolución de los valores y un gráfico con la rentabilidad comparada. Y como siempre, gracias por el seguimiento y estoy a disposición de quien quiera para compartir más información.


























jueves, 22 de agosto de 2013

El antiliberal PP expolia a los contribuyentes

“Todo impuesto específico, así como todo el sistema de impuestos de una nación, se invalida a sí mismo por encima de una cierta tasa de impuestos”. Ludwig von Mises


Recientemente, el consejero de Economía y Hacienda de la Comunidad de Madrid trasladó al Gobierno, de su mismo partido, una petición de autorización urgente para salir al mercado con una nueva emisión de deuda por importe de 690 millones de euros, con el argumento de que como había cumplido con el objetivo marcado podía endeudar un poco más la Comunidad. Dicho así y comparada esa cantidad con el record de deuda estatal, podría parecer irrisoria.

La Comunidad de Madrid tiene una deuda de 22.000 millones de euros que si bien en términos relativos al valor de su producción no le sitúa como la región más endeudada, cuando se toma la relación per cápita, resulta muy llamativo que la deuda por habitante sea de casi 300 euros frente a la media nacional de 246 euros. En otras palabras, cada madrileño soporta un 19% más que el resto de españoles.

Mi reflexión no va tanto en relación a los desequilibrios potenciales entre comunidades. No quiero entrar en el debate sobre porqué unas tienen más o menos margen en relación a los objetivos de déficit establecidos, sino al hecho real de que en relación a la deuda y el gasto per cápita, la presión impositiva está en niveles récord. Los españoles realizan más esfuerzo tributario por recibir en el mejor de los casos el mismo servicio del Estado.

En base a los datos de la Agencia Tributaria, el tipo efectivo se mantiene en una senda alcista que le lleva a máximos de la última década, colocando la presión fiscal en niveles de hace quince años, es decir, cuando el PP desembarcó en el poder con su avalancha reformista y recaudatoria motivada por el objetivo marcado de entrada de España en la Unión Europea. ¿Casualidad que la historia se repita? No lo creo.

El caso es que tomando la serie reciente, la base imponible es un 16% inferior al pico de recaudación alcanzado en 2007, cuando la suma de bases de renta y gasto suponía 1,3 billones de euros. Es por ello que se hace más doloroso para el contribuyente, ciudadano o empresa, entender esa mayor presión fiscal.

La renta bruta de los hogares sigue en tendencia de caída y se ha reducido en 20.000 millones de euros desde máximos, es decir, que los hogares se han empobrecido en una cuantía aproximada de dos puntos porcentuales respecto a la riqueza nacional. Más flagrante es la situación para las empresas, cuya base imponible consolidada se ha reducido en más de 100.000 millones de euros, es decir un 59%. Espectacular.

Con ello, la presión fiscal de empresas y ciudadanos ha subido en ese período en 50 puntos básicos, una cifra que no parece escandalosa pero que si se tiene en cuenta el nivel al que estaba en 2009, muestra un repunte insoportable pues prácticamente se incrementará este año hasta alcanzar dos puntos porcentuales. De nuevo espectacular.

¿Cómo se llega a esto? Con la demagogia de dos partidos políticos que viven totalmente alejados de la realidad. El Gobierno de Zapatero deshizo el camino recorrido en sus primeros años de legislatura, ya saben aquello de “prometer hasta meter”, y justo después de tocar mínimos, la presión fiscal inició un giro mortal para nuestra economía. Acuérdense, subió el IVA, tocó impuestos especiales y elevó los de la renta. Posteriormente llegó Rajoy y completó la faena más antiliberal que se le recuerda a un partido político en nuestra historia contemporánea, con el agravante de mentir descaradamente a sus ciudadanos y romper el compromiso moral con su electorado pues incumplió de manera flagrante su programa electoral.

El niño malo del PP, Montoro, ha encabezado una subida de impuestos sin igual escudándose en que no tenía más remedio pues su misión era enmendar el mal ajeno, el heredado. Para ello ha subido aun más los impuestos de por el trabajo y la renta, los del capital, el IVA, ha elevado impuestos especiales, tasas, tributos, y ha eliminado una batería de deducciones y desgravaciones para las empresas y los ciudadanos sin precedente.

Esto resume el dislate en materia confiscatoria del gobierno: cuando se tuvo que eliminar la deducción por vivienda se mantuvo y cuando se tuvo que imponer se retiró. Bravo, mi reverencia y mi más sentido aplauso.

Y no será el último retoque. Los datos de 2013 romperán esa barrera del 14%, que ya se sitúa por encima de la media histórica, y apuntará a los record de 1997 y 1998, con Rato como ministro de Milagros Económicos. Falta por computar la tasa de la lotería, las recientes subidas de impuestos especiales y las menores deducciones fiscales a empresas, sin descartar, porque estoy convencido de ello, una nueva vuelta de tuerca a la reclasificación del IVA. Esa mayor presión recaudatoria unida a una más que previsible nueva caída de la base imponible, llevará con casi toda probabilidad a que la presión fiscal este año marque un récord histórico en la serie histórica publicada.

Y porqué creo que eso sucederá. Porque el Estado sigue mostrando una miopía fingida vergonzosa, es decir, sigue sin atacar la verdadera fuente del mal que está en el excesivo y superfluo gasto público de todas las administraciones, fundamentalmente la central y la autonómica, verdadero eje del mal. Dejo fuera a las locales porque los ayuntamientos no tienen ni papel de fotocopias es textual, por lo menos en el municipio en el que resido.

Si le explicaran bien a un catalán, a un andaluz o a un castellano manchego el dislate que son las autonomías, como hay Dios que desaparecerían todas de un plumazo en votación popular. Pero eso no sucederá, y saben por qué. Porque la reducción del gasto público choca con el deseo oculto del político a incrementarlo de manera permanente. Porque sabe que ahí está la base de su subsistencia. Unos dirán que en Madrid la sanidad se privatiza porque no hay dinero. Otros en Cataluña, segunda región del mundo con mayor fiscalidad, que se suben los impuestos porque no hay dinero. Los mallorquines que se les quema la isla porque no hay dinero. Ningún gestor público dice tener dinero.

Por supuesto que no tienen dinero. Eso que parece una obviedad es de una lógica aplastante. Los Gobiernos no son empresas, no tienen actividad productiva, no generan riqueza. Recaudan y gastan. Esa es la clave. 154.000 millones de euros en impuestos devengados en 2012 y un gasto total de 493.000 millones de euros, y no hay discurso político que valga. La doble consecuencia de ese brutal gap es un déficit, después de sumar ingresos totales, un 10% sobre PIB, y un ratio de deuda sobre PIB, del 90% y camino de superar el 100%. Repito… ESPECTACULAR.

Como dijo Milton Friedman “Estoy a favor de reducir impuestos bajo cualquier circunstancia y por cualquier excusa, por cualquier razón, en cualquier momento en que sea posible”. Es obvio que todos los españoles también… ¿todos?

Este artículo fue publicado en El Confidencial el 22 de agosto de 2013

martes, 13 de agosto de 2013

La evolución de nuestra prima de riesgo un año después

Hace no mucho más de un año, el nivel de riesgo de la deuda pública española alcanzaba unas cotas históricas y difícilmente imaginables fuera del contexto de gravedad de la actual recesión económica que sufre nuestro país. Desde entonces, el camino emprendido por el diferencial entre el coste de la deuda con su referencia alemana, ha emprendido un camino de corrección que, lejos de estar normalizado, nos sitúa en un nivel más razonable. Llegados a este punto la pregunta resulta evidente ¿es este el nivel que le corresponde a la prima de riesgo?

Para entender la ampliación de ese diferencial conviene recordar que el mismo se genera por una serie de factores coincidentes que todavía hoy perduran aunque en diversos estadios: una crisis de crecimiento global, principalmente en Europa; la explosión de la burbuja generada en una serie de activos, fundamentalmente inmobiliarios; unos niveles insoportables de deuda, en su mayor parte pública; y, por último, un insostenible déficit de gasto público.
Encontrándonos en el ecuador del proceso de ajuste de nuestra economía para corregir esos desequilibrios, y quizás pasado lo peor en relación a la posibilidad de un rescate, se puede afirmar sin temor a equivocarse demasiado que la prima de riesgo se encuentra en un proceso de normalización en la medida que los inversores perciben que esos factores comentados, se encuentran en vías de corrección. La cuestión es encontrar el equilibrio teórico que corresponde al diferencial.


El Gobierno se muestra muy optimista, quizás demasiado, al fijarse un nivel en el corto plazo afirmando que antes de fin de año la prima de riesgo se situará en los 200 puntos básicos frente a los poco menos de 280 puntos actuales. Un error de bulto pues esas declaraciones condicionan mucho al inversor y ya sabemos qué ocurre cuando se “venden” brotes verdes. Hoy por hoy, resulta imposible determinar el nivel apropiado pues los riesgos siguen siendo evidentes y el camino por recorrer muy largo. Lo que no cabe duda  es que el impacto de esa reducción puede haber marcado la diferencia con un rescate, y por tanto, permitir esquivar la imposición de unas medidas dolorosas para la economía. Solo el tiempo dirá si eran inevitables.

Este artículo fue publicado en El Mundo y elmundo.es el 13 de agosto de 2013

jueves, 8 de agosto de 2013

Indra y el despilfarro del Gobierno



La reciente coincidencia de dos operaciones de colocación y venta de sendos paquetes de participación en Indra, me ha hecho reflexionar no tanto sobre el trasiego que ha vivido la acción estos días entre colocación de paquetes interesados y afloración de bajistas desesperados buscando papel, sino sobre la lectura implícita que veo detrás de esta operación.


El Estado sigue jugando su propio Monopoly


La colocación de Indra se resume de la siguiente manera. De un lado, BFAprocedió a la desinversión de toda la participación, que ascendía a un 20,14%. De otro lado, la contrapartida fue la SEPI a un precio de 10,194 euros por acción. Resultado de la operación, salen de las arcas públicas 337 millones de euros en una operación trilera pues los recibe una entidad nacionalizada como es BFA.


¿Qué pinta la SEPI en Indra?


El Estado, al que se supone en un intenso proceso de desapalancamiento, últimamente le está dando por realizar algunas operaciones cuando menos llamativas. En las últimas semanas, a través de diversos entes públicos, hemos visto como Aena le compraba por algo más de 500 millones de euros el 90% que Abertis tenía en el aeropuerto de Luton, en el que eran socios. Tal vez conviene recordar que Aena tiene una deuda de casi 13.000 millones de euros además de mantener un porcentaje intolerable de aeropuertos no rentables. Hace también un par de semanas se conocía que Defensa vendía su participación en Hispasat por 180 millones de euros si bien la Sepi, junto alMinisterio de Industria, seguirá manteniendo su participación conjunta que asciende a un 9,26%.


Así pues, la Sociedad Española de Participaciones Industriales, no sabemos muy bien con qué recursos, parece claro que se refuerza en el segmento de la seguridad nacional, con participaciones con un valor potencial de mercado de unos 450 millones de euros. Igual todos estos movimientos tienen que ver con la creciente tensión surgida con Reino Unido en torno a Gibraltar, vaya usted a saber.


Sé que es hacer populismo pero no me puedo resistir


Son solo dos ejemplos pero que ilustran muy bien lo que ocurre en este país. El CSIC 'mendiga' 75 millones de euros para subsistir, en palabras del presidente del consejo, para “evitar un cataclismo”. El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas despide a trabajadores cualificados y recorta costes. ¿Y qué hacen algunas entidades públicas? Invertir su patrimonio en la I+D+i equivocada.


Digo que es equivocada porque una entidad que fue pública y ahora privada como es Indra, está en proyectos que poco o nada tienen que ver con el desarrollo de investigaciones desarrolladas en nuestro país, y si no es así su prioridad no es la que se le presupone en virtud de la cuantía de los desembolsos.
Digo esto porque es de todos conocido que el esfuerzo de Indra es el de internacionalizar su actividad y que la misma represente un porcentaje altamente significativo, es decir, lo que hace el Estado es invertir y crecer fuera del país, no dentro. Porque eso es lo que se hace cuando se invierte en un aeropuerto situado fuera de nuestras fronteras, con tráfico de pasajeros minoritario de españoles y con escaso interés comercial para la nación o cuando se toma una participación significativa en una empresa que prioriza crecer fuera.


El caso es que mientras nuestros científicos crean colectivos para la defensa de la inversión pública, mientras las voces más reputadas de la investigación salen a protestar por recortes que son esenciales y vitales en lugar de dedicar su tiempo plenamente a potenciar el desarrollo, la gestión de lo público sigue mostrando estas asimetrías.


En alguna ocasión ya he manifestado mi escepticismo ante las protestas de algunos colectivos que se manifiestan contra los recortes. Por ejemplo, laeducación o la sanidad donde es evidente que hay demasiado fervor callejero, arropado por la mano negra de los sindicatos que claman en defensa de los derechos adquiridos y del rechazo al sacrificio alejándose, como habitualmente hacen, del sentido común que corresponde a tiempos difíciles.


Pero en lo que es verdaderamente esencial, como es la investigación médica, la ciencia, el desarrollo, esa I+D+i que el Gobierno tilda de prioritaria pero que sigue muy relegada en peso e importancia respecto al lugar que España debería ocupar, no puede haber excusas.


Las cosas no son tan simples como aparentar serlo.


Evidentemente, no se puede trasladar el desembolso que SEPI hace por Indra al gasto médico, diciendo "si se emplease aquí lo que se gastó allí…". Si fuera tan fácil esa equivalencia, los políticos no deberían de percibir contraprestación alguna por el ejercicio de su función pública y la suma de sueldos y dietas de congresistas, senadores, asesores, representantes, cargos de confianza, diputados, ministros, etc., debería destinarse a causas realmente necesarias como la formación, la investigación o el desarrollo intelectual, lo cual dicho así suena de lo más atractivo.


Lo que para mi es innegable, es que hay una verdad evidente en el manejo de las cifras que desnuda muchos argumentos de este paupérrimo e inconsistente Gobierno. El déficit sigue descontrolado porque se intenta atajar desde el lado de los ingresos. Es mentira que se esté ajustando por los gastos. Y es falso porque efectivamente lo que se hacen son pellizcos, que no recortes. Quitan de aquí, quitan de esto, de lo otro… Pero no se ataja el gasto público con valentía y decisión.


A qué se espera para cerrar el Senado, para aligerar la base de esa pirámide ineficiente que son los ministerios, para evitar duplicidades en los órganos de decisión estatales y autonómicos, para eliminar la abultada deuda de las entidades públicas y que supone alrededor de seis puntos porcentuales de PIB, para acabar de una vez por todos con las subvenciones, las ayudas públicas, los rescates de cajas… En una palabra, para cuando un gobierno que en lugar de salvar votos se dedique a gobernar por y para todos. Lamentablemente el silencio es la respuesta.

Este artículo fue publicado en El Confidencial el 8 de agosto de 2013