“Todo
impuesto específico, así como todo el sistema de impuestos de una nación, se
invalida a sí mismo por encima de una cierta tasa de impuestos”. Ludwig von
Mises
Recientemente,
el consejero de Economía y Hacienda de la Comunidad de Madrid
trasladó al Gobierno, de su mismo partido, una petición de autorización
urgente para salir al mercado con una nueva emisión de deuda por importe de
690 millones de euros, con el argumento de que como había cumplido con el
objetivo marcado podía endeudar un poco más la Comunidad. Dicho
así y comparada esa cantidad con el record de deuda estatal, podría parecer
irrisoria.
Mi
reflexión no va tanto en relación a los desequilibrios potenciales entre
comunidades. No quiero entrar en el debate sobre porqué unas tienen más o menos
margen en relación a los objetivos de déficit establecidos, sino al hecho real
de que en relación a la deuda y el gasto per cápita, la presión impositiva
está en niveles récord. Los españoles realizan más esfuerzo tributario por
recibir en el mejor de los casos el mismo servicio del Estado.
En
base a los datos de la Agencia
Tributaria , el tipo efectivo se mantiene en una senda
alcista que le lleva a máximos de la última década, colocando la presión
fiscal en niveles de hace quince años, es decir, cuando el PP
desembarcó en el poder con su avalancha reformista y recaudatoria motivada por
el objetivo marcado de entrada de España en la Unión Europea.
¿Casualidad que la historia se repita? No lo creo.
El
caso es que tomando la serie reciente, la base imponible es un 16% inferior
al pico de recaudación alcanzado en 2007, cuando la suma de bases de renta
y gasto suponía 1,3 billones de euros. Es por ello que se hace más
doloroso para el contribuyente, ciudadano o empresa, entender esa mayor presión
fiscal.
La
renta bruta de los hogares
sigue en tendencia de caída y se ha reducido en 20.000 millones de euros
desde máximos, es decir, que los hogares se han empobrecido en una cuantía
aproximada de dos puntos porcentuales respecto a la riqueza nacional. Más
flagrante es la situación para las empresas, cuya base imponible
consolidada se ha reducido en más de 100.000 millones de euros, es decir un
59%. Espectacular.
Con
ello, la presión fiscal de empresas y ciudadanos ha subido en ese período en
50 puntos básicos, una cifra que no parece escandalosa pero que si se tiene
en cuenta el nivel al que estaba en 2009, muestra un repunte insoportable pues
prácticamente se incrementará este año hasta alcanzar dos puntos
porcentuales. De nuevo espectacular.
¿Cómo
se llega a esto? Con la demagogia de dos partidos políticos que viven
totalmente alejados de la realidad. El Gobierno de Zapatero deshizo el
camino recorrido en sus primeros años de legislatura, ya saben aquello de
“prometer hasta meter”, y justo después de tocar mínimos, la presión fiscal
inició un giro mortal para nuestra economía. Acuérdense, subió el IVA, tocó
impuestos especiales y elevó los de la renta. Posteriormente llegó Rajoy
y completó la faena más antiliberal que se le recuerda a un partido político en
nuestra historia contemporánea, con el agravante de mentir descaradamente a sus
ciudadanos y romper el compromiso moral con su electorado pues incumplió de
manera flagrante su programa electoral.
El
niño malo del PP, Montoro, ha encabezado una subida de
impuestos sin igual escudándose en que no tenía más remedio pues su misión
era enmendar el mal ajeno, el heredado. Para ello ha subido aun más los
impuestos de por el trabajo y la renta, los del capital, el IVA, ha elevado
impuestos especiales, tasas, tributos, y ha eliminado una batería de
deducciones y desgravaciones para las empresas y los ciudadanos sin precedente.
Esto
resume el dislate en materia confiscatoria del gobierno: cuando se tuvo
que eliminar la deducción por vivienda se mantuvo y cuando se tuvo que imponer
se retiró. Bravo, mi reverencia y mi más sentido aplauso.
Y
no será el último retoque. Los datos de 2013 romperán esa barrera del 14%,
que ya se sitúa por encima de la media histórica, y apuntará a los record de
1997 y 1998, con Rato como ministro de Milagros Económicos. Falta
por computar la tasa de la lotería, las recientes subidas de impuestos
especiales y las menores deducciones fiscales a empresas, sin descartar, porque
estoy convencido de ello, una nueva vuelta de tuerca a la reclasificación del
IVA. Esa mayor presión recaudatoria unida a una más que previsible nueva caída
de la base imponible, llevará con casi toda probabilidad a que la presión
fiscal este año marque un récord histórico en la serie histórica publicada.
Y
porqué creo que eso sucederá. Porque el Estado sigue mostrando una
miopía fingida vergonzosa, es decir, sigue sin atacar la verdadera fuente
del mal que está en el excesivo y superfluo gasto público de todas las
administraciones, fundamentalmente la central y la autonómica, verdadero
eje del mal. Dejo fuera a las locales porque los ayuntamientos no tienen ni
papel de fotocopias es textual, por lo menos en el municipio en el que resido.
Si
le explicaran bien a un catalán, a un andaluz o a un castellano manchego el
dislate que son las autonomías, como hay Dios que desaparecerían todas de un
plumazo en votación popular. Pero eso no sucederá, y saben por qué. Porque la
reducción del gasto público choca con el deseo oculto del político a
incrementarlo de manera permanente. Porque sabe que ahí está la base de su
subsistencia. Unos dirán que en Madrid la sanidad se privatiza porque no hay
dinero. Otros en Cataluña, segunda región del mundo con mayor fiscalidad, que
se suben los impuestos porque no hay dinero. Los mallorquines que se les quema
la isla porque no hay dinero. Ningún gestor público dice tener dinero.
Por
supuesto que no tienen dinero. Eso que parece una obviedad es de una lógica aplastante.
Los Gobiernos no son empresas, no tienen actividad productiva, no
generan riqueza. Recaudan y gastan. Esa es la clave. 154.000 millones de
euros en impuestos devengados en 2012 y un gasto total de 493.000 millones de
euros, y no hay discurso político que valga. La doble consecuencia de ese
brutal gap es un déficit, después de sumar ingresos totales, un 10% sobre PIB,
y un ratio de deuda sobre PIB, del 90% y camino de superar el 100%. Repito…
ESPECTACULAR.
Como
dijo Milton Friedman “Estoy a favor de reducir impuestos bajo cualquier
circunstancia y por cualquier excusa, por cualquier razón, en cualquier momento
en que sea posible”. Es obvio que todos los españoles también… ¿todos?
Este artículo fue publicado en El Confidencial el 22 de agosto de 2013
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