Últimamente,
los diarios están siendo muy benignos con los planes del Estado en relación a Catalunya
Banc y Novagalicia. Los titulares que he ido leyendo estos días han
sido más bien tibios, pues hablaban de dudas, intenciones, deseos... Yo sí que
no tengo dudas porque creo que lo que realmente no tienen es ni idea de qué
hacer con semejante marronazo, porque lo que tiene el FROB y el Gobierno
con las entidades nacionalizadas, es un señor marrón. Histórico y me temo que
replicable.
El
Gobierno sigue defendiendo la idea de que una vez mal-nacionalizadas las
entidades, es decir, después de asumir un coste que nunca se debería de haber
producido y menos haber dejar crecido, la factura final “cueste lo menos
posible al contribuyente”. Eso que debería explicarse muy bien pero nunca
se hace, es lo que le lleva al propio Gobierno a un callejón sin salida.
Coste
de las “ayudas” concedidas.
De
entrada hay un coste real explícito que en el caso de la amalgama de cajas
catalanas, entre ayudas del Mede y del FROB 1 y 2, asciende a 12.050
millones de euros, mientras que en el caso del popurrí gallego, suponen 9.052
millones de euros. En total, y sin tener ayudas contingentes, que luego iré
con eso, estamos hablando que los dos bancos suponen el 27,6% del total de
“ayudas” públicas concedidas en forma de capital.
Les
recuerdo que en conjunto ya vamos por casi 8 puntos porcentuales de PIB. Tomen
cualquier partida de gasto relevante y no superflua y hagan la equivalencia
para indignarse un poquito más de lo que ya pueden estar.
Si
a esto le sumamos las “otras ayudas” en forma de liquidez otorgadas por la Sareb en forma de
compra de activos, estamos hablando de otros 12.415 millones de euros,
con lo cual el total se eleva a 33.517 millones de euros. Fabuloso.
Todo
esto para que llevemos en torno a dos años sin saber muy bien qué hacer con las
entidades que supuestamente se iban a poner en el mercado como parte del
proceso de reestructuración bancaria. Imagínense cómo puede engordar la
factura, sobre todo por la parte del banco más problemático que a día de hoy es
Catalunya Banc.
El
Estado se tendrá que resignar a un mayor coste.
Es
inevitable. El Ministerio de Economía ha venido rechazando ofertas en
las sucesivas subastas y acercamientos acontecidos en este reciente período.
Les recuerdo que la última a finales del primer trimestre de este año quedó
desierta, al igual que pasó a mediados del año pasado.
Muchas
veces tendemos a confundir los términos. No es que no haya interés comprador,
lo que no hay es interés pagador. O lo que es lo mismo, no hay interés en
asumir riesgos. ¿Interesa geográficamente adquirir una red de sucursales,
empleados y clientes como las que ofrecen? Pues puede que sí. Lo que no se
quiere es asumir un euro de riesgo que suponga una desviación respecto a la
verdadera obligación de las entidades que es la de velar por sus intereses, que
a su vez son los de sus clientes, sus bonistas y sus accionistas. Pongan
ustedes el orden que quieran, incluso el de los propios asientos y sueldos de
directivos y dirigentes. Pero la realidad es que sin protección estatal no hay
oferta.
Eso
le obliga al Estado a volver al ruinoso esquema de garantías aplicado en
los casos de UNNIM, CAM y CCM, que recordemos totalizó 13.356
millones de euros.
Teniendo
en cuenta el tamaño de las dos entidades en cuestión, no es muy difícil
extrapolar cifras. Así, con cálculos muy someros y teniendo en cuenta el
volumen de activos, podríamos estar hablando de una cantidad muy similar de
ayudas contingentes a las que mencionaba anteriormente. Por lo tanto esperen EPAs
que puedan rondar los 13.000 millones de euros.
La
factura que no cesa de incrementarse.
El
Frob ya ha asumido 18.245 millones de euros en pérdidas sólo por
inyecciones de capital no recuperadas. Si finalmente se sigue un esquema tan
deficitario como el anterior, la factura se incrementará en otros 14.400
millones de euros como mínimo. En total, más de 32.000 millones de euros
de pérdidas sufragadas por contribuyentes, por nuestros impuestos de hoy y
futuros, pues el déficit que arrastramos alarga la temporalidad del coste.
Luego
tenemos que escuchar que salvar las entidades es “más barato” que dejarlas
caer. Claro, si se evitase que el coste fuese in crescendo, yo
también apoyaría el mal menor, pero ha quedado suficientemente demostrado que
eso no ha sido así. Hasta la colocación de las antiguas cajas, la sangría
seguirá aumentando. ¿Cómo? Perdiendo clientes, activos, depreciando la calidad
de los buenos… Y todavía no se ha tocado el tema del nacionalismo, que esa es
otra, porque hasta el momento los costes reales son monetarios pero los que nos
han colocado a todos los políticos de turno, esos no se valoran. Por lo menos
yo no quiero.
Y
como toda fiesta siempre puede degenerar a peor, queda la traca final: Bankia.
¿Se imaginan la carga futura? Si pensamos que a día de hoy están lejos del plan
estratégico interno, que el deterioro económico siempre puede ir a peor
también, podríamos estar hablando de 22.400 millones de euros
adicionales de pérdidas. Lo que vengo diciendo, fabuloso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario