viernes, 10 de mayo de 2013

La economía sumergida de un país hundido, España



Esta semana me ha llamado especialmente la atención el último informe de Visa Europe sobre economía sumergida en Europa que básicamente viene a confirmar las sospechas que legítimamente cualquiera podría tener pues, como no podía ser de otra forma, coloca a España liderando el ranking de las operaciones irregulares.

A grandes rasgos, y de una manera poco académica, se podría definir la economía sumergida como toda aquella actividad económica que queda fuera del control de la hacienda pública. En otras palabras, operaciones que no tributan y que por tanto no suponen entrada de caja en las arcas del gobierno. Lo cual, frente a lo que piensan muchos, no significa que sea ilegal. Me explico: una actividad que no está sometida a impuestos puede estar amparada en la legalidad simplemente porque se beneficia del hecho de estar en el limbo de la regulación laboral. Por ejemplo, la prostitución.

Lo importante del estudio no es el debate sobre las meretrices ni su contribución a la riqueza nacional o a la satisfacción de la población, sino lo que supone en datos numéricos esa inmersión económica. Así, según el estudio referido, la actividad, vamos a llamar no regulada, en España generó algo más de 200.000 millones de euros durante el año pasado. La cifra impresiona pues equivale a que algo más del 19% de nuestro producto interior bruto se movió de manera paralela a la actividad regulada pero sin generar recaudación.
Asumiendo que en los últimos cinco años nos hemos movido en un porcentaje similar, podríamos estar hablando de aproximadamente una cantidad acumulada equivalente al valor total de la producción de bienes y servicios de, por ejemplo, el año pasado.

Este no es un tema de risa, pues el descontrol existente en torno a esa quinta parte de lo que genera nuestra economía tiene un impacto directo en el crecimiento. Según el Institute Management for Development, España es, además de líder en economía sumergida, el tercer país en el que el crecimiento real se ve más afectado por su existencia. Y esto es especialmente grave pues una economía como la nuestra que pierde competitividad a cada año que pasa (World Competitiveness scoreboard 2012), lo que provoca es un agravamiento y una sangría imposible de taponar.

Girando hacia un enfoque más fiscal, resulta llamativo un contraste de lo más peculiar que desarrollo a continuación.

Las arcas públicas de nuestro país son de las más débiles de Europa si nos atenemos a los ingresos fiscales generados en los últimos años. Así, si observamos el peso de la recaudación sobre el PIB antes del inicio oficial de la crisis, España pasa de un 37,6% (vs 41,2% en la Zona Euro) a poco más de un 32% (vs 40,8%). Atendiendo a la falta de convergencia en los ingresos fiscales, se puede afirmar que España ha dejado de recaudar casi 400.000 millones de euros en los últimos años.

¿Qué hace el equipo económico del nuevo Gobierno que llega al poder y se encuentra con semejante desaguisado, es decir, una economía que en la anterior legislatura entre pérdida de competitividad y economía sumergida, ha perdido el equivalente a un billón y medio de producción, que se dice pronto? Pues muy sencillo. Lo único en lo que se centra es en ir por la vía rápida: subir impuestos.

Ese es parte del background de Montoro y su equipo, un conjunto de especialistas que por lo visto hasta la fecha, sólo es capaz de llegar a una conclusión: subamos los impuestos y así nos equiparamos a la media recaudatoria europea. En el caso de la economía sumergida por ejemplo, cuál es la propuesta, pues crear equipos para luchar contra lo que nunca se ha podido corregir en el país, la falta de control sobre determinadas actividades económicas.

- Oigan, que lo prioritario es crecer.
- Bueno, eso es secundario, a nosotros lo que nos interesa es decir que nuestros ingresos fiscales ya están camino de suponer un 40% del PIB que es la referencia que nos marcan en Europa.
- Pero… insistimos, si el PIB está en recesión y marcando hitos de contracción acumulada, cómo espera ajustar la ratio si la variable del denominador desciende…
- Mmmmm… pues subimos más los impuestos.

Ese diálogo ficticio me hace ver en Montoro la grotesca figura del famoso magnate del marisco de esa hilarante comunidad de vecinos que amenaza con subir las cuotas cuando se queda sin argumentos. Pues eso.

La incongruencia es que durante décadas la lucha contra los defectos visibles de nuestro sistema económico no ha sido prioritaria, y ahora que lo es, choca con una incomprensible urgencia por ganar terreno en la recaudación.

Es que da la sensación de que lo urgente es la caza de los que no pagan impuestos aunque no haya medios ni equipos para luchar contra ello, como si se estableciera una especie de vasallaje por parte de un señor feudal. Por un lado te digo que no defraudes al fisco, lo cual está bien, pero por otro te frío a impuestos. Debe ser por eso la aparición de soluciones tan pintorescas como eliminar los billetes de 500 euros u obligar a que la gente utilice como medio de pago aquel que no puede o quiere tener, como son las tarjetas de crédito.

En definitiva, parece que los que somos críticos con la ineptitud siempre estamos con la misma matraca pero es que es demasiado evidente que así España no va a sentar una base de crecimiento sostenible. El paro asusta, los pone de corbata, pero la gente no se da cuenta de que el paro es una consecuencia no una causa, y que mientras éste gobierno siga expoliando a los españoles con su asfixia tributaria, nada de lo que se haga tendrá sentido y mucho menos recompensa.

Este artículo fue publicado en El Confidencial el jueves 9 de mayo de 2013

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