Desde hace años se vierten ríos
de tinta en despotricar de nuestro país, sacando y con razón en la mayoría de
los casos las desvergüenzas de la pobre gestión que nuestros políticos,
rectores y responsables de turno. En la todavía corta historia de este blog
siempre he manifestado sin miedo alguno una mezcla de repudio y resquemor hacia
la clase política, unas veces dejando perlas otras de manera
abierta, ya que sigo absolutamente convencido, y nadie todavía me ha
argumentado con coherencia y serenidad lo contrario, de que los legisladores de
este país en los últimos veinte años son los verdaderos culpables de nuestras
desgracias y sufrimiento pues su responsabilidad y mal hacer superan los
excesos y la avaricia de los que hemos sido todos partícipes. Y digo todos.
El epicentro de los males
europeos se ha trasladado temporalmente a Italia. Unas elecciones en las que un
cómico y un payaso, dicho esto con el mayor de los respetos hacia los payasos
de profesión, han sido los protagonistas lo dice todo sobre la decadencia
política por la que atraviesa Europa. El caso es que sin entrar en demasiadas
disquisiciones sobre la turbulenta historia de un país del que se puede afirmar
sin temor es absolutamente ingobernable, se ha abierto una nueva fase de
inestabilidad manifiesta sobre los precios de los activos negociados europeos.
Ahora parece que los estrategas
de fin de año (recomiendo repasar mi post Socorro
vienen los estratégicos) no caían en la cuenta de que Italia era y es el
país más endeudado de la zona euro dejando de lado la ya olvidada Grecia.
Italia ha mantenido una ratio superior a su PIB desde mucho antes del estallido
de la crisis. Hace solo diez años la diferencia entre el volumen de su deuda
pública y la mantenida por España, era de nada menos que del doble (108% vs
55%).
Fuente:
FactSet
En el turbulento mes de noviembre
de 2011, el gobierno de Berlusconi, no sé muy bien cómo encuadrarlo pues creo
que este hombre ha tenido más fines que principios, se disuelve forzado por la
situación cerrando en apariencia un episodio de fuerte presión en los mercados,
principalmente en el de deuda. Luego se comprobó que esto de la crisis es
rotacional y va de nacionalidades.
Fuente:
FactSet
Aunque las tires se han relajado
de manera notoria hasta situarse recientemente en su lugar más bajo de los
últimos tres años, el problema sigue siendo el equivalente a un volcán dormido.
El impacto de un repunte en el coste de la deuda italiana sobre un país con
pérdida de credibilidad podría ser devastador, teniendo en cuenta que los
grandes tenedores institucionales de deuda italiana son los bancos alemanes y
franceses. Y ya sabemos el posicionamiento, al menos de los dirigentes alemanes
al respecto de asumir pérdidas, como ocurrió con el caso griego donde manejaron
a su antojo la situación hasta su máxima conveniencia. Eso sin olvidar los más
de 340 billions que tienen almacenados los bancos italianos en sus balances.
Fuente:
FactSet
Muchos economistas han insistido
en tildar la crisis que asola Europa como de confianza. Puede que sea cierto
pero solo en parte, ya que si le preguntas a un alemán y a su antítesis, por
ejemplo un italiano, su respuesta no es desde luego explicativa de la
situación. El caso es que mucho se habla de la insoportable tasa de paro española
pero pocos reparan que los italianos se dirigen hacia sus máximos, con una población
empleada que se mantiene estancada desde hace una década.
Fuente:
FactSet
Las recetas para recuperar el
crecimiento no han funcionado con Monti como no están funcionando con España.
Quizás la salvedad está en que la batería de ajustes no se han implementado
desde el punto de vista recaudatorio, como aquí en España, lo cual siempre
camufla mucho más el populismo de los ajustes fiscales.
Fuente:
Bloomberg
Ahora que se premia en España la
mejora de la competitividad, la italiana, por cierto por debajo de la media
europea desde hace más de veinte años, se demuestra ineficaz para revitalizar
uno de los motores de crecimiento de su economía, las exportaciones. Como se puede
apreciar en el gráfico, Italia ha mostrado una de las peores recuperaciones en
las exportaciones desde 2008.
Fuente:
Deutsche Bank Research
Resulta un tanto mediocre
comparase con los peores diciendo en voz alta esa chorrada de que “comparado
con fulano no se está tan mal”. Cuando se está mal se está y poco alivia el
saber que otros están peor. Esa es la realidad de los países del sur de Europa.
Unos se miran hacia otros intentando no salir mal retratados en la foto. Italia
es un G8, lo cual es discutido y discutible pues es un país que para cualquiera
que lo conozca, y yo me precio de conocerlo bastante, al margen de su
incalculable riqueza cultural la realidad es que se cae a pedacitos en el
sentido más literal de la palabra.
Indudablemente nos es bueno lo
que ha ocurrido con el resultado electoral pues ello quiebra otra vez la frágil
moral de los mercados. Cuando las cosas se hacen con sentido, y sacar a un
personaje como Berlusconi de la política tuvo todo el del mundo, siempre hay
recompensa aunque ésta tarde. Monti no era muy apreciado entre los votantes, a
la vista está el resultado, pero sí era valorado por los inversores. Sus
medidas, cada vez más tibias, se dirigían hacia la senda de lo correcto, como
ocurre en España, aunque también con injerencias de una oposición oportunista
como la nuestra.
A pesar de todo, sigo pensando
que este nuevo episodio va a caer fácilmente en el olvido. El pasado viernes
comentaba con mis compañeros de gestión que los resultados cualesquiera que
fuesen no tendrían impacto excesivo en los precios. Me equivoqué pero por unos
días. Estoy convencido de que sea cual sea el resultado de las negociaciones,
ese país de difícil manejo que es hoy Italia no va a ser el que rompa el frágil
esquema sobre el que se sostiene Europa. Estoy absolutamente convencido y si
tiene que suceder ocurrirá pero por otros medios. Así que espero que el mensaje
de los bullish, que ahora se
posicionan bajistas y que lanzan el mensaje de sálvese el que pueda, no cale ni trascienda más allá de ser protagonistas
en el peor día. Sus ventas serán nuestras oportunidades.
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