jueves, 28 de febrero de 2013

El spaghetti western


Desde hace años se vierten ríos de tinta en despotricar de nuestro país, sacando y con razón en la mayoría de los casos las desvergüenzas de la pobre gestión que nuestros políticos, rectores y responsables de turno. En la todavía corta historia de este blog siempre he manifestado sin miedo alguno una mezcla de repudio y resquemor hacia la clase política, unas veces dejando perlas otras de manera abierta, ya que sigo absolutamente convencido, y nadie todavía me ha argumentado con coherencia y serenidad lo contrario, de que los legisladores de este país en los últimos veinte años son los verdaderos culpables de nuestras desgracias y sufrimiento pues su responsabilidad y mal hacer superan los excesos y la avaricia de los que hemos sido todos partícipes. Y digo todos.

El epicentro de los males europeos se ha trasladado temporalmente a Italia. Unas elecciones en las que un cómico y un payaso, dicho esto con el mayor de los respetos hacia los payasos de profesión, han sido los protagonistas lo dice todo sobre la decadencia política por la que atraviesa Europa. El caso es que sin entrar en demasiadas disquisiciones sobre la turbulenta historia de un país del que se puede afirmar sin temor es absolutamente ingobernable, se ha abierto una nueva fase de inestabilidad manifiesta sobre los precios de los activos negociados europeos.

Ahora parece que los estrategas de fin de año (recomiendo repasar mi post Socorro vienen los estratégicos) no caían en la cuenta de que Italia era y es el país más endeudado de la zona euro dejando de lado la ya olvidada Grecia. Italia ha mantenido una ratio superior a su PIB desde mucho antes del estallido de la crisis. Hace solo diez años la diferencia entre el volumen de su deuda pública y la mantenida por España, era de nada menos que del doble (108% vs 55%).

 
                       Fuente: FactSet

En el turbulento mes de noviembre de 2011, el gobierno de Berlusconi, no sé muy bien cómo encuadrarlo pues creo que este hombre ha tenido más fines que principios, se disuelve forzado por la situación cerrando en apariencia un episodio de fuerte presión en los mercados, principalmente en el de deuda. Luego se comprobó que esto de la crisis es rotacional y va de nacionalidades.

 
                    Fuente: FactSet
Aunque las tires se han relajado de manera notoria hasta situarse recientemente en su lugar más bajo de los últimos tres años, el problema sigue siendo el equivalente a un volcán dormido. El impacto de un repunte en el coste de la deuda italiana sobre un país con pérdida de credibilidad podría ser devastador, teniendo en cuenta que los grandes tenedores institucionales de deuda italiana son los bancos alemanes y franceses. Y ya sabemos el posicionamiento, al menos de los dirigentes alemanes al respecto de asumir pérdidas, como ocurrió con el caso griego donde manejaron a su antojo la situación hasta su máxima conveniencia. Eso sin olvidar los más de 340 billions que tienen almacenados los bancos italianos en sus balances.

 
                    Fuente: FactSet
Muchos economistas han insistido en tildar la crisis que asola Europa como de confianza. Puede que sea cierto pero solo en parte, ya que si le preguntas a un alemán y a su antítesis, por ejemplo un italiano, su respuesta no es desde luego explicativa de la situación. El caso es que mucho se habla de la insoportable tasa de paro española pero pocos reparan que los italianos se dirigen hacia sus máximos, con una población empleada que se mantiene estancada desde hace una década.

 
                  Fuente: FactSet
Las recetas para recuperar el crecimiento no han funcionado con Monti como no están funcionando con España. Quizás la salvedad está en que la batería de ajustes no se han implementado desde el punto de vista recaudatorio, como aquí en España, lo cual siempre camufla mucho más el populismo de los ajustes fiscales.

 
                   Fuente: Bloomberg
Ahora que se premia en España la mejora de la competitividad, la italiana, por cierto por debajo de la media europea desde hace más de veinte años, se demuestra ineficaz para revitalizar uno de los motores de crecimiento de su economía, las exportaciones. Como se puede apreciar en el gráfico, Italia ha mostrado una de las peores recuperaciones en las exportaciones desde 2008.

 
Fuente: Deutsche Bank Research

Resulta un tanto mediocre comparase con los peores diciendo en voz alta esa chorrada de que “comparado con fulano no se está tan mal”. Cuando se está mal se está y poco alivia el saber que otros están peor. Esa es la realidad de los países del sur de Europa. Unos se miran hacia otros intentando no salir mal retratados en la foto. Italia es un G8, lo cual es discutido y discutible pues es un país que para cualquiera que lo conozca, y yo me precio de conocerlo bastante, al margen de su incalculable riqueza cultural la realidad es que se cae a pedacitos en el sentido más literal de la palabra.
Indudablemente nos es bueno lo que ha ocurrido con el resultado electoral pues ello quiebra otra vez la frágil moral de los mercados. Cuando las cosas se hacen con sentido, y sacar a un personaje como Berlusconi de la política tuvo todo el del mundo, siempre hay recompensa aunque ésta tarde. Monti no era muy apreciado entre los votantes, a la vista está el resultado, pero sí era valorado por los inversores. Sus medidas, cada vez más tibias, se dirigían hacia la senda de lo correcto, como ocurre en España, aunque también con injerencias de una oposición oportunista como la nuestra.
A pesar de todo, sigo pensando que este nuevo episodio va a caer fácilmente en el olvido. El pasado viernes comentaba con mis compañeros de gestión que los resultados cualesquiera que fuesen no tendrían impacto excesivo en los precios. Me equivoqué pero por unos días. Estoy convencido de que sea cual sea el resultado de las negociaciones, ese país de difícil manejo que es hoy Italia no va a ser el que rompa el frágil esquema sobre el que se sostiene Europa. Estoy absolutamente convencido y si tiene que suceder ocurrirá pero por otros medios. Así que espero que el mensaje de los bullish, que ahora se posicionan bajistas y que lanzan el mensaje de sálvese el que pueda, no cale ni trascienda más allá de ser protagonistas en el peor día. Sus ventas serán nuestras oportunidades.

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